Belda Domínguez, José 'Padre Belda'
Nacido en el seno de una familia humilde y religiosa, ya a los 12 años despertó en él la vocación sacerdotal. Ingresó en el seminario de Tolosa, y luego en el de Valencia. Tras completar sus estudios en el valenciano Colegio Mayor de la Presentación y ganar una oposición de becario, fue ordenado sacerdote a los 24 años.
Luego de pasar varios años por los municipios valencianos de Ollería, Catarroja y Tous; en 1922 fue destinado a Penáguila y luego a Torremanzanas. Ya en estas 2 localidades alicantinas, el padre Belda se interesó en gran medida por la arqueología. Coleccionó fósiles de la zona, descubrió el yacimiento del Penyon del Comanaor, escava en la Fila Cortés y realiza diversos estudios.
Con la llegada de la Segunda República, algunos exaltados quemaron iglesias y conventos en la zona, y el padre Belda decide trasladarse a Alicante por motivos de seguridad. Se instala en un ático de la plaza del doctor Balmis, con su anciana madre y su colección de piezas históricas.
En Alicante no renuncia a su afición, y colabora estrechamente con los historiadores Francisco Figueras Pacheco y José Lafuente Vidal en las excavaciones del Tossal de Manises, la antigua Lucentum romana.
Gracias en gran parte a estas excavaciones, más a numerosas piezas que el padre Belda donó desinteresadamente, en 1932 se inauguró el nuevo Museo Arqueológico Provincial de Alicante.
Durante la Guerra Civil, José Belda tuvo que ejercer su oficio en la clandestinidad. En un caserón de la Rambla, improvisó una catilla a la que los alicantinos más fieles acudían burlando la vigilancia. La denominaron “la Catedral de la Rambla”.
Aunque tras la guerra en principio tenía intención de volver a su puesto en Torremanzanas, el Museo Arqueológico reclamó su presencia, por lo que en el 41 volvió a la capital alicantina para instalarse definitivamente. En 1943 fue nombrado director de dicho museo.
Realizó investigaciones en Babel, Benalúa, el monte Benacantil, Tabarca (donde descubrió un campo submarino de ánforas), el Peñón de Ifach, etc. Además incentivó a un gran número de jóvenes para que se interesasen por la arqueología.
Fue nombrado académico de la Real Academia de Historia, y sus trabajos fueron reconocidos por importantes especialistas europeos.
Cuando en los años 60 salió su plaza de director del Museo a oposición, fue ganada por Enrique Llobregat. El nuevo director le ofreció el mérito de director honorario, pero el padre Belda se negó a recibirlo.
Siendo ya anciano sufrió un accidente en un tranvía que lastró considerablemente su salud. Pasó sus últimos días junto a su hermano en Cuart de Poblet (Valencia) hasta que falleció a los 78 años.
20 días más tarde el Ayuntamiento de Alicante le rindió un homenaje, así como se bautizó a una calle en el barrio de Virgen del Remedio con su nombre.
FUENTE:
- “40 ALICANTINOS” Tirso Marín Sessé