Lagier Pomares, Ramón Eulogio Bonaventura

Fecha de nacimiento: 
12 de marzo de 1821
Lugar de nacimiento: 
Alicante
Fecha de fallecimiento: 
28 de octubre de 1897
Lugar de fallecimiento: 
Elche
Profesión: 
Marinero
Militancia: 
Partido Republicano Progresista
Padres: 
Ramón Lagier y Teresa Pomares
Hijos: 
4 hijos
Biografía: 

 

Vio su primera luz en el número 4 de la calle Princesa (actual Rafael Altamira). Su padre era un conocido comerciante de la ciudad y su madre una ilicitana de familia de terratenientes.

Cuando solo contaba con 2 años de edad cayó el Trienio Liberal y su padre fue apresado por ser políticamente contrario al absolutismo de Fernando VII.  Finalmente logró fugarse de la prisión y se exilió en Inglaterra.

Ante esta situación, su madre regresó a Elche con su familia para poder mantener a su hijo. Ramón pasó pues el resto de su infancia en la localidad ilicitana, hasta que de adolescente volvió a Alicante para estudiar Náutica.

A los 14 años ya formaba parte de la tripulación de su primer barco, el “San José”.  A los 16 lograba el título de tercer piloto y a los 18 se convierte en capitán del barco “La Esperanza”, propiedad de un armador de Villajoyosa.

Los siguientes años se los pasó navegando, capitaneando diferentes barcos como el “Joven Teresa”, “Encarnación” y el “Pepito”.  A pesar de sus constantes viajes se casó y tuvo 4 hijos. Sin embargo, enviudó en 1854 cuando una epidemia de cólera acabó con gran parte de la población de Alicante.

Tras esta desgracia, quiso poner tierra por medio y marchó a Roma. Se le encargó la capitanía del “Hamburgo”, el primer vapor mercante que tuvo España. En 1856 tuvo un grave accidente en Southampton, en el que logró salvar milagrosamente la vida de toda la población.

Al poco tiempo fue contratado por la potente compañía marítima del Marqués de Comillas. Al trabajar dicha empresa con muchas importaciones francesas, cambió su residencia y la de sus hijos a Marsella. El gobierno francés le llegó a conceder una Medalla de plata como reconocimiento a una acción heroica suya al salvar a los supervivientes de un navío francés en 1859.

Poco después también socorrió a la tripulación de 2 naufragados barcos prusianos, por lo que Guillermo I el rey de Prusia también le concedió un reconocimiento personal.

Pero a pesar de sus proezas marinas, Ramón sufrió graves problemas personales. 2 de sus hijas sufrieron abusos sexuales por parte de los jesuitas de Marsella, e incluso su hijo acabó falleciendo en extrañas circunstancias en el seminario jesuita marsellés tras mostrar síntomas de violación.

Debido al poder que ostentaban la Compañía de Jesús en aquella época en Francia, nunca se hizo justicia con los culpables. Ramón incluso fue tildado de mentiroso y loco, lo cual perturbó su carácter y le hizo pasar por una etapa marcadamente anticlerical en su vida. También radicalizó sus posturas revolucionarias y antimonárquicas heredadas de su padre.

Volvió en 1863 a ejercer de capitán de barco, con el que además de transportar mercancías, de manera clandestina también sacaba de España a progresistas perseguidos por sus creencias políticas, además de ejercer el tráfico ilegal de libros y obras prohibidos. Irónicamente, dicho barco se llamaba “Le Monarch”.

Contactó durante estos años con algunas de las personalidades ilustradas más destacadas, como el general Prim. En 1968 participó activamente en la exitosa revuelta contra Isabel II conocida como La Gloriosa, y que provocó la caída de los Borbones. Lo hizo con un nuevo barco más nuevo y rápido, el “Buenaventura”.

Siguiendo órdenes de Prim, navegó hasta Canarias y Portugal para rescatar a algunos destacados militares contrarios a la reina, que se encontraban presos, entre ellos el general Serrano. Dichos militares pudieron así unirse y secundar la revolución.

Con el triunfo de la Gloriosa, su fama aumenta y sus hazañas antes clandestinas al fin son conocidas de manera pública. Impartió diversas conferencias en varias ciudades del país e incluso escribió un libro autobiográfico “Algún miedo tuve”.

Prim le encargó entonces que marchara a Cuba para intentar negociar una solución pacífica a la revuelta sececcionista. Sin embargo, poco después el general Prim es asesinado y Ramón Lagier pierde su principal apoyo en el gobierno español, e incluso debe de volverse de Cuba de su propio bolsillo.

De vuelta en Alicante rehusó los cargos y honores que le ofrecieron, salvo un puesto de teniente alcalde de la ciudad. Llegó a ser fugazmente alcalde de la misma, tras la proclamación de la I República.

Se presentó a Diputado por Orihuela y fue electo por amplio margen, pero Sagasta invalidó las elecciones. Desengañado de la política, se casó de nuevo y marchó a vivir a su finca del Campo de Elche. Tuvo con ella un nuevo retoño.

Aún ingresó en el Partido Republicano Progresista creado en 1880, en el que participó frecuentemente durante sus últimos años. También escribió en diversas ocasiones para el diario alicantino La Unión Democrática y trabajó en la directiva de un banco ilicitano.

Falleció a los 76 años. Alicante le dedicó una calle a Ramón Lagier en Carolinas, aunque en 1940 se decidió renombrarla como de Monforte del Cid.

 

ALCALDE DE ALICANTE (1873)

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FUENTE:

- “30 ALICANTINOS AL SERVICIO DE LA HUMANIDAD”, Joaquín Santo Matas


 

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