Diario El Luchador
En 1913 unos estudiantes de secundaria, de ideas republicanas e izquierdistas, decidieron fundar un periódico afín a sus ideales, que se enfrentara abiertamente a la política del régimen de la Restauración.
La iniciativa fue de Juan Botella Pérez quien se asoció con sus hermanos Álvaro y Fermín, así como con sus amigos Juan Alonso Mallol, Carlos Esplá, Montero Pérez, Dorado Martín, Manuel López González y algunos otros jóvenes republicanos.
El nuevo diario echó a rodar en la trastienda del comercio de ultramarinos que la madre de Juan Alonso tenía en el Raval Roig y se llamó El Luchador. Más adelante se trasladaron a la carpintería del padre de los hermanos Botella en la avenida Alfonso el Sabio.
Su primer número se publicó el 18 de enero de 1913. Al principio, al no tener fondos, la imprenta Sucesores de la viuda de Antonio Reus les imprimía el diario gratuitamente.
El Luchador fue un soplo de aire nuevo ante la prensa tradicional alicantina totalmente afín al régimen. Rápidamente Carlos Esplá y Álvaro Botella demostraron ser los que más destreza tenían a la hora de escribir, y pasaron a dirigir el diario dando libertad al resto de colaboradores.
La censura actúo en numerosas ocasiones sobre ellos, pero a pesar de ello tuvieron un gran éxito entre el público local. La Primera Guerra Mundial sirvió para su consolidación, pues era de los pocos diarios que se atrevían a apoyar sin paliativos al bando británico-francés.
A los pocos años el periódico ya era uno de los principales de la ciudad y pudieron adquirir un local propio en la calle Sagasta (actualmente llamada Calle San Francisco) para establecer allí su redacción.
Dicha redacción se convirtió en un bastión del republicanismo alicantino de los años 10 y 20, un lugar de reunión y tertulias al que acudían todas las destacadas figuras políticas republicanas que visitaban Alicante.
Muchos de estos ilustres se convirtieron en colaboradores habituales del diario como Rafael Altamira, Miguel de Unamuno, Eduardo Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez, Antonio Zozaya o Antonio Rico Cabot.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera sufrieron una considerable censura y persecución. En más de una ocasión entraron a la redacción para cachearla y detener a los periodistas. José Alonso ocupó el peligroso puesto de redactor-jefe.
Tras la proclamación de la República en 1931 gran parte de sus redactores y colaboradores pasaron a ser concejales del Ayuntamiento o a ocupar distintos cargos políticos. Aún así cuando las derechas ganaron las elecciones generales de 1933 volvieron a sufrir censuras y detenciones.
Luego del estallido de la Guerra Civil, el diario El Luchador se convirtió en un mero medio propagandístico del bando republicano en el cuál se publicaban continuamente noticias falsas sobre la contienda.
En el fatídico bombardeo áreo que sufrió la ciudad el 25 de mayo de 1938 por parte de la aviación italiana fascista, una de las bombas cayó en la redacción de El Luchador causando un gran destrozo. Desde este momento apenas se publicó algún ejemplar más y desapareció. En septiembre hubo un nuevo intento de relanzar el periódico, pero el proyecto fracasó.
FUENTES:
- “JOSÉ ALONSO MALLOL. EL HOMBRE QUE PUDO EVITAR LA GUERRA” Pedro L. Agosto
- "LA PRENSA EN LA PROVINCIA DE ALICANTE DURANTE LA GUERRA CIVIL, 1936-39" Francisco Moreno Saez, Instituto de Cultura "Juan Gil-Albert".