Asedio francés a Alicante y batalla del Calvario en la Guerra de la Independencia (1812)
Los soldados franceses disparan hacia la ciudad desde Los Ángeles (16-1-12) |
La artillería española devuelve el fuego desde el Torreón de la Ampolla (16-1-12) |
Plano de Alicante (1812) |
Monumento a los alicantinos caídos en la Guerra de la Independencia |
Recuerdo en memoria de 28 vecinos asesinados en San Juan (2012) |
Beligerantes: | |
IMPERIO DE FRANCIA |
RESISTENCIA ESPAÑOLA |
Comandantes: | |
Louis-Pierre Montbrun Jean Isidore Harispe Pierre César Gudin Delort |
Felipe Roche |
Fuerzas en combate: | |
2.000-4.000 |
2.000-4.000 |
Duración de la batalla: | |
16 de enero - 26 de abril de 1812 | |
Bajas: | |
Desconocidas | Desconocidas |
Resultado: | |
Victoria española | |
Consecuencias: | |
- Alicante permenece bajo dominio español durante toda la guerra - Celebración de las primeras elecciones municipales - Construcción del Castillo de San Fernando - Destrucción del Convento de Los Ángeles - Abolición de la Santa Inquisición - La guerra toma un curso favorable a España |
ANTECEDENTES:
Tras la Revolución Francesa ocurrida en 1789 el país galo dejó de ser una monarquía para convertirse en un imperio con el general Napoleón Bonaparte al mando. Al principio el Reino de España mantuvo una posición bastante hostil en contra de la nueva Francia revolucionaria. Sin embargo cuando el rey Carlos IV de Borbón nombró como nuevo jefe de gobierno a Manuel Godoy, éste pretendió cambiar radicalmente la política exterior española forjando alianzas con Napoleón.
Este acercamiento a Francia (así como otras cuestiones como la mala economía, el crecimiento de los movimientos independentistas en las colonias españolas en América, el auge de las ideas revolucionarias contra el absolutismo o incluso el hecho de que Godoy fuera el amante de la reina María Luisa de Parma) provocó que buena parte de la Corte española se posicionara en contra de Carlos IV y a favor de que su hijo Fernando le sucediera cuanto antes en el trono.
Ante esta situación tanto Carlos IV como su hijo Fernando trataron de buscar desesperadamente el apoyo político y reconocimiento de Napoleón; ya que el emperador francés con sus exitosas conquistas en Italia, Austria o Prusia se estaba convirtiendo en la principal figura dominante de Europa. En 1807 Carlos IV incluso autorizó la entrada de tropas galas en España, supuestamente para facilitar una invasión francesa a Portugal.
Sin embargo Napoleón ambicionaba con apoderarse también del trono de España y ordenó a sus tropas que tomaran posiciones estratégicas por todo el territorio español. Cuando ya media península Ibérica se encontraba bajo dominio francés, en marzo de 1808 se produjo un motín popular contra Carlos IV y Godoy en Aranjuez (lugar donde estaban residiendo). El monarca se vio obligado a abdicar en favor de su hijo Fernando.
No obstante el nuevo rey Fernando VII, lejos de exigir la salida de las tropas francesas de España, trató de buscar por todos los medios el reconocimiento de Napoleón a su subida al trono. Finalmente el emperador francés citó tanto a Carlos como a Fernando VII en Bayona, y en dicha reunión consiguió que ambos le cedieran la corona española al propio Napoleón quien a su vez nombró nuevo rey de España a su hermano Joseph Bonaparte.
Este inaudito regalo del trono español a Francia no fue aceptado por la mayor parte de la población española. Ya se había producido un levantamiento popular en contra de los soldados franceses el 2 de mayo de 1808 en Madrid que fue sofocado con una brutal represión por parte de los soldados franceses, y pocos días después diversos ayuntamientos declararon la guerra al país galo. Se constituyó así una junta de gobierno nacional para la resistencia, se reclutó un ejército popular y se organizaron multitud de grupos guerrilleros formados por civiles para hacer frente a las tropas invasoras.
Comenzó así la llamada Guerra de la Independencia Española, que tuvo batallas favorables a ambos bandos y duró 6 años. También entraron en la contienda Portugal y Reino Unido como aliados de la resistencia española, mientras que Napoleón contó con el apoyo de algunos españoles (conocidos popularmente como 'afrancesados') así como de zonas que entonces se encontraban bajo su control político como el Reino de Italia o el Ducado de Varsovia.
El 2 de junio llegó el rumor a Alicante de que tropas francesas habían desembarcado en la Vega Baja. Rápidamente el gobernador alicantino José Betegón mandó prepararse a todas las tropas que contaba a su disposición, pero se trató finalmente de un falso rumor.
Betegón culpó a los afrancesados de este engaño, por lo que al día siguiente publicó un bando municipal avisando que cualquier expresión favorable a los franceses sería considerada un acto de traición. El 13 de junio incluso una comisión municipal (acompañada por varios ciudadanos exaltados) entró por la fuerza en la oficina de Correos con el fin de leer públicamente las cartas privadas sospechando que algún alicantino podría estar secretamente comunicándose con el enemigo.
El 20 de agosto Betegón ordenó la puesta en libertad de la mayoría de civiles franceses que se encontraban detenidos en Alicante. La razón principal era que la ciudad alicantina estaba recibiendo presos de otras ciudades, y por tanto las cárceles estaban ya saturadas. Esta orden provocó un auténtico motín popular en contra del gobernador, que acabó rectificando su decisión. La reputación de Betegón nunca se recuperó de este suceso, hasta el punto de que acabó renunciando meses más tarde.
Al igual que otras ciudades españolas, Alicante quiso mejorar sus fortificaciones de cara a la guerra y se comenzó a construir un nuevo castillo sobre el monte Tossal. Se le puso el nombre de Castillo de San Fernando (en honor al rey Fernando VII).
En octubre de 1811 el ejército francés logró una importante victoria en la Batalla de Sagunto, por la cual el mariscal Louis Suchet pudo conquistar Valencia el 9 de enero de 1812. Casi inmediatamente Suchet ordenó a su general Louis-Pierre Montbrun que se dirigiera hacia el sur para tomar también la ciudad de Alicante, a donde se había trasladado el gobierno regional del Reino de Valencia.
LA BATALLA:
Las tropas francesas llegaron el 16 de enero a las inmediaciones de Alicante. El general Louis-Pierre Montbrun ordenó tomar posiciones para cercar la ciudad ocupando el Convento de Los Ángeles, Altozano, el monte Tossal (el Castillo de San Fernando aún estaba en construcción) y la zona cercana a Fontcalent.
El gobernador alicantino Antonio de la Cruz preparó la defensa de la ciudad, colocando la mayor parte de la artilleria disponible en el Castillo de Santa Bárbara y también en otros puntos elevados. Montbrun le ofreció rendir Alicante pacíficamente, pero De la Cruz rechazó su proposición.
Los franceses situaron una potente batería de cañones en Los Ángeles y abrieron fuego contra Alicante. Desde la ciudad las tropas españolas respondieron con más fuego. Hubo algunas bajas en ambos bandos, y también varios destrozos materiales en la ciudad.
En un disparo realizado por orden del capitán Vicente Torregrosa desde el Torreón de la Ampoya (junto a la Ermita de Santa Cruz) el proyectil fue a acabar (por puntería o más probablemente por fortuna) en el polvorín donde los franceses acumulaban la pólvora. La explosión fue de tal tamaño que causó varias muertes, destruyó el Convento de Los Ángeles, y destrozó gran parte de la artillería francesa.
Al día siguiente Montbrum, viéndose incapaz de tomar la ciudad y enterado de que no llegaría el mariscal Louis Gabriel Suchet desde el norte con nuevas tropas de refuerzo, ordenó la retirada de sus hombres hacia Valencia.
A pesar de este fracaso los franceses no renunciaron a conquistar Alicante. Tras ocupar Alcoy el 22 de enero, Suchet organizó un nuevo ataque a dos bandas. Por un lado ordenó sus generales Jean Isidore Harispe y Delort que avanzaran hacia Jijona con tropas de infantería y caballería. Por otra parte mandó al general Pierre César Gudin des Bardelières que se dirigieran en paralelo hacia Muchamiel con otro contingente de tropas.
Mientras tanto muchos de los soldados españoles que estaban en Alcoy o en otras poblaciones de la zona se desplazaron hacia Alicante. Con ellos llegó a la ciudad el general Felipe Roche, que venía desde Ibi. Acoger a tantos huídos (junto con los que ya habían venido tras la caída de Valencia) supuso algunos problemas de falta de víveres y alojamiento en la localidad.
El 21 de febrero, cuando Alicante estaba preparando nuevamente la defensa militar, ocurrió un desgraciado accidente por el cual se produjo una explosión accidental en el Castillo de Santa Bárbara que supuso la muerte de unas 50 personas, entre ellas la propia esposa del gobernador De la Cruz que también vio destruida su residencia.
Durante estos días corría el rumor por Alicante de que De la Cruz estaba valorando seriamente rendir la ciudad a los franceses. El gobernador siempre negó estas habladurías, pero aún así acabó siendo destituido de su cargo y sustituido por el mariscal José Sanjuán.
Precisamente en estas fechas de tensa espera, fue proclamada en Cádiz la primera Constitución Española (el 19 de marzo de 1812).
Los soldados franceses llegaron de nuevo a los alrededores de Alicante el 21 de abril, con un ejército que las fuentes estiman entre 2.000 y 4.000 hombres. En el interior de Alicante debía haber un número similar de soldados. En esta ocasión en vez de atacar directamente la ciudad arriesgándose a otro fracaso, los galos optaron por una estrategia bastante diferente. Durante varios días se dedicaron a sembrar el terror en los pueblos de la Huerta de Alicante perpretando todo tipo de asesinatos, violaciones y saqueos. Nos consta que al menos fusilaron a 29 vecinos de San Juan, pero se calcula que el número total de víctimas mortales osciló entre 100 y 150 personas. Entre los asesinados hubo campesinos, mujeres, niños, ancianos, etc.
El objetivo de las tropas napoleónicas no era otro que forzar a que los soldados españoles acuartelados en Alicante salieran de la ciudad para socorrer a los vecinos. Así se podrían enfrentar a ellos en campo abierto, lo cual les supondría mayores posibilidades de éxito que un nuevo ataque contra las fortificaciones de la ciudad.
El cruel chantaje francés acabó surtiendo efecto, pues el 26 de abril el general Roche ordenó a sus tropas salir de la ciudad para detener el baño de sangre que se estaba produciendo en la huerta alicantina. Ambos ejércitos se enfrentaron en la zona del Calvario de Muchamiel.
Se produjo así una cruenta batalla, que se saldó con la victoria de las tropas españolas. Cuando la derrota francesa era evidente los generales galos ordenaron la retirada hacia Jijona. Roche estuvo tentado de perseguirlos, pero ante la posibilidad de que llegara una nueva división francesa desde la retaguardia a las órdenes del mariscal Suchet prefirió volver a acuartelar sus tropas en Alicante.
CONSECUENCIAS:
- Después de la reciente caída de Valencia, la exitosa resistencia de Alicante supuso una dosis de moral para el bando español en la zona y la Batalla del Calvario fue uno de los triunfos que contribuyeron a que el rumbo de la contienda bélica se empezara a decantar a favor de España. De hecho Alicante fue una de las 2 únicas ciudades españolas (junto a Cádiz) que nunca fueron conquistadas durante toda la Guerra de la Independencia (1808-14) por el ejército de Napoleón Bonaparte. La importancia estratégica de la ciudad alicantina radicaba sobre todo en su puerto marítimo. Tal fue así que el 19 de agosto de 1812 arribó una gran flota anglo-española, y desde aquí se coordinaron varios ataques destinados a recuperar el Reino de Valencia destacando la Batalla de Castalla (13 de abril de 1813).
- Este asedio francés aceleró la construcción del Castillo de San Fernando, que fue finalizado en 1813. Dichas obras se realizaron a toda prisa, de manera excesivamente acelerada y con bastantes deficiencias. Lo cierto es que no sirvieron de mucho, pues el ejército napoleónico no volvió a atacar Alicante en el resto de la guerra.
- El hecho de que Alicante permaneciera durante toda la guerra bajo la autoridad de la resistencia española, significó también que la nueva Constitución siempre se consideró vigente en la ciudad. Fue promulgada oficialmente el 16 de julio de 1812 por autoridades políticas desplazadas desde Cádiz y los concejales del Ayuntamiento la juraron 2 días más tarde. En agosto tomó posesión Nicolás Scorcia (conde de Soto Ameno) como alcalde constitucional interino. Un año más tarde en septiembre se celebraron las primeras elecciones municipales (sufragio universal masculino) de la historia de la ciudad, donde Manuel Soler fue electo alcalde. Incluso el propio texto constitucional fue de obligada enseñanza en las escuelas. En general en la ciudad alicantina dominaba un ambiente bastante favorable hacia esta nueva Constitución, si bien también se encontró con la oposición de algunos destacados absolutistas como el obispo Francisco Antonio Cebrián.
- También por indicación de las Cortes Españolas celebradas en Cádiz, el 21 de abril de 1813 se disolvió oficialmente la Comisaría de la Santa Inquisición de Alicante que venía funcionando ininterrumpidamente desde el siglo XV.
- Dado que la ciudad de Valencia no fue reconquistada hasta mediados de 1813, durante más de un año Alicante ejerció de capital oficial del Reino de Valencia. Esto ocasionó algunas disputas políticas entre los concejales del Ayuntamiento y los gobernantes del Reino por conflictos de autoridad. El 15 de octubre de 1812 incluso llegó a producirse una sonada pelea pública por este tema. Finalmente los gobernantes valencianos acabaron optando por salir de la ciudad y fijaron su residencia en la pedanía de Tángel.
- Terminada la Guerra de la Independencia se elaboró un monumento dedicado a los españoles caídos en la lucha contra la invasión francesa, que se ubicó en el Cementerio de San Blas. En 1959 fue trasladado al Monte Tossal, donde aún sigue.
- El Convento de Los Ángeles quedó en ruinas a causa de esta batalla. No fue hasta 1851 que se construyó una nueva ermita en Los Ángeles, la cual resultó seriamente dañada por la quema de conventos ocurrida en 1931 al comienzo de la Segunda República y acabó siendo definitivamente demolida en 1935.
- En 2012 (en el segundo centenario) el Ayuntamiento de San Juan instaló una placa conmemorativa en la Ermita del Calvario, como homenaje a los 28 vecinos sanjuaneros que fueron brutalmente asesinados por los soldados galos.
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