El bando sublevado conquista Alicante en la Guerra Civil (1939)

Fecha: 
30 de marzo - 1 de abril de 1939
Descripción: 

 

Refugiados republicanos esperando un barco en el Muelle de Levante (30-3-39)

Detención masiva de los refugiados republicanos en el Puerto (31-3-39)

Tropas italianas en Luceros (1-4-39)

Desfile Militar de la Victoria (4-4-39)

Presos republicanos en la Estación de Benalúa

Monumento en el Campo de los Almendros

 

Beligerantes:

BANDO SUBLEVADO:

Mando militar franquista

Reino de Italia

BANDO REPUBLICANO:

Gobierno de la República (en el exilio)

Refugiados republicanos

 
Comandantes:

Gastone Gambara

Andrés Saliquet

Ricardo Burillo

Charles Trillon

 
Fuerzas en combate:

División Littorio (unos 4.000 soldados)

Batallones 121 y 122 (unos 500 soldados)

3 buques de guerra

8.000-10.000 refugiados (la mayoría civiles y desarmados)

 
Duración de la batalla:
30 de marzo - 1 de abril de 1939
 
Bajas:
Ninguna

Alrededor de 30 suicidios

 
Resultado:
Victoria sublevada
 
Consecuencias:

- Final de la Guerra Civil española y comienzo de la Dictadura Franquista

- Apertura del Campo de Los Almendros

- Comienzo de la represión franquista

- Investidura de Ambrosio Luciáñez como alcalde

- Vuelve a encenderse el alumbrado público en la ciudad

 

ANTECEDENTES:

Después de casi 3 años de Guerra Civil, a principios de marzo de 1939 el Gobierno de la República ya solo administraba bajo su autoridad el sureste de España. El resto del país era territorio controlado por el bando sublevado, al frente del cual estaba el general Francisco Franco a quien la mayoría de países del mundo ya reconocían como jefe de estado español. El propio presidente republicano Juan Negrín, junto a la mayor parte de sus ministros, abandonaron Madrid en febrero ante su inminente caída para trasladarse a Elda y Petrel.

El 5 de marzo se produce un golpe de estado interno dentro de la República, por el cual el coronel Segismundo Casado asume el Gobierno. Al día siguiente Negrín y demás ministros abandonaron el territorio español partiendo en avión desde Monóvar hacia Francia. En Alicante también hubo una sublevación y el coronel casadista Ricardo Burillo mandó detener al gobernador militar Etelvino Vega (nombrado por Negrín) haciéndose así el hombre fuerte de la plaza.

Casado descartaba seguir resistiendo militarmente el avance de los sublevados dando por sentado que la guerra ya estaba perdida. Por tanto la acción de su Gobierno básicamente fue la de intentar (con poco éxito) negociar una rendición honrosa con el bando sublevado y evacuar del país a cuantos refugiados republicanos que corrieran peligro de sufrir represalias por parte de la nueva Dictadura Franquista si permanecían en España.

Las autoridades republicanas recomendaron a los refugiados que se desplazaran hacia el Mediterráneo, pues contaban con realizar una evacuación marítima masiva. En realidad la República ya no contaba con barcos grandes propios, dado que los últimos se habían perdido en una sublevación ocurrida en Cartagena el 4 de marzo. Pero se esperaba que arribaran barcos internacionales a los puertos marítimos aún controlados por el bando republicano.

Durante las primeras 3 semanas de marzo aproximadamente escaparon hacia el exilio hacia 2.000 refugiados republicanos desde el puerto de Alicante a través del barco mercante Winnipeg (partió el día 3); los mercantes Stanhope y Marionga y el auxiliar Aljibe nº 2 de la Marina (día 9); las patrulleras V-18 y V-28 (día 11); el mercante Ronwyn (día 12); el mercante Stambul (el día 16) y el mercante African Trader (el día 19). También algunos refugiados se marcharon en barcos de CAMPSA. Otros intentaron la huida mediante barcos pesqueros, aunque en estos casos la mayoría salieron desde otras localidades de la provincia como El Campello, Santa Pola o Torrevieja. 

En estos días las solicitudes de pasaporte internacionales se multiplicaron, siendo la mayor parte expedidos a toda prisa por la oficina del gobernador civil Manuel Rodríguez y la del cónsul mexicano Lorenzo Carbonell.

Por otra parte, a pesar de que la derrota de la República era evidente, la amenaza de bombardeos aéreos no cesó nunca. De hecho el 25 de marzo se produjo un nuevo bombardeo sobre Alicante, el tercero de marzo y el número 70 desde el comienzo de la Guerra Civil, esta vez sin víctimas mortales.

En los últimos días de marzo varios políticos extranjeros formaron una Comisión de Ayuda Internacional presidida por el diputado comunista francés Charles Trillon, con el fin de facilitar la evacuación masiva de los republicanos españoles. El Gobierno de Casado instó a los refugiados a dirigirse todos hacia Alicante, pues la Comisión vaticinó que arribarían inminentemente varios barcos a la capital alicantina. Por tanto repentinamente llegaron miles de personas procedentes desde Madrid, Valencia, la Mancha u otros puntos de la provincia. La mayoría vinieron por la carretera de Valencia o la de Villena. Muchos estaban acompañados por sus familiares (hijos, consorte, padres, pareja, etc).

Sin embargo a partir del 26 de marzo la marina franquista bloqueó la entrada en el Puerto alicantino con varios buques de guerra. Por tanto dejaron de llegar barcos, y se agolparon miles de personas en los muelles. Las fuentes discrepan mucho sobre la cantidad, siendo probablemente entre 10.000 y 12.000 refugiados.

Los últimos evacuados se marcharon la noche del 28 de marzo en 2 barcos que ya estaban amarrados en los muelles alicantinos desde antes del bloqueo. Uno fue el mercante británico Stanbrook, cuyo capitán Archibald Dickson renunció a toda la carga comercial que debía de transportar para poder embarcar a unos 2.800 refugiados en dirección a Orán. El segundo y último fue el también británico Maritime en dirección a Marsella, pero en este caso tan solo se permitió embarcar a 32 personas (todas ellas políticos y familiares) dejando a millares de personas en tierra. Ambos buques abandonaron el puerto en dirección hacia Orán, siendo las 2 últimas embarcaciones que partieron desde suelo republicano español.

Aquella noche se produjo el último bombardeo aéreo sobre Alicante, apenas unos minutos después de que zarpara el Stanbrook. No dejó víctimas mortales pero hizo que muchos refugiados abandonaran los muelles durante bastantes horas por miedo a las bombas.

El 28 de marzo ya había caído Madrid, Valencia y La Mancha en manos del bando sublevado. En Alicante todavía ondeaba la bandera tricolor republicana en el Ayuntamiento presidido por el alcalde Ramón Hernández, pero algunos simpatizantes franquistas empezaron a apoderarse de centros oficiales y a patrullar las calles. Todos los presos políticos derechistas que aún quedaban detenidos en las cárceles de Alicante fueron liberados el día 29. 

Hubo algunas peleas entre alicantinos republicanos y franquistas, aunque fueron incidentes menores. En algunas oficinas como en la Comandancia de Marina incluso llegaron a trabajar conjuntamente.

El coronel Burillo formó una Junta de Evacuación integrada por militantes de varios partidos izquierdistas y sindicatos entre los que destacaba el diputado Trillon recién llegado a Alicante. La Junta contactó telefónicamente con algunos representantes de lo que aún quedaba de Gobierno republicano, quienes les aseguraron que varios barcos llegarían próximamente a Alicante .

Lo cierto es que solo hay contancia de un barco francés que intentó sin éxito entrar dos veces en el Puerto, pero fue interceptado por la marina franquista.

 

LA BATALLA:

Hacia las 18 h del 30 de marzo llegó a Alicante un regimiento militar franquista, la División Littorio italiana al mando del general Gastone Gambara. Los soldados italianos entraron desde la carretera de Madrid por la avenida de Orihuela. Luego siguieron por la avenida Maisonnave, el paseo de las Brigadas Internacionales (actualmente llamado paseo de Federico Soto), la avenida Alfonso el Sabio, la avenida Zorrilla (actual avenida de la Constitución) para llegar al Ayuntamiento y luego al Puerto. La ciudad no ofreció resistencia bélica alguna a la ocupación de las tropas sublevadas.

De hecho desde algunas horas antes, cuando arribaron los primeros oficiales italianos en labores de reconocimiento, ya ondeaba la bandera nacional en el Ayuntamiento y el falangista José Mallol había anunciado por radio que la ciudad estaba a las órdenes del Generalísimo Francisco Franco.

Tan solo los refugiados del Puerto construyeron algunas barricadas, con el objetivo de retrasar al máximo la toma de los muelles y ganar tiempo esperando que algún barco pudiera todavía rescatarles.

La mayoría de los refugiados republicanos eran civiles y estaban desarmados, por lo que su capacidad de resistencia se antojaba mínima. Aún así el general Gambara quería evitar un baño de sangre por lo que pactó con el coronel republicano Ricardo Burillo y la Junta de Evacuación una rendición amistosa. También contribuyó a estas negociaciones el cónsul francés M. Anfossy. Todas las partes determinaron que los refugiados republicanos saldrían ordenadamente de los muelles para ser indentificados y detenidos por las autoridades franquistas. A cambio, los soldados se comprometieron a no entrar por la fuerza en el Puerto.

Gambara desobedeció así una orden directa del general franquista Andrés Saliquet (al mando del Ejército del Centro donde estaba integrada la Division Littorio), quien le envió el comunicado: "Redúzcanlos por la fuerza de las armas".

Mientras se producían estas conversaciones sí que hubo varios disparos de advertencia hacia los muelles. Es posible que los republicanos respondieran también con algún disparo. Se comenta que además pudieron darse algunos enfretamientos por el Paseo de los Mártires (actual Explanada). Lo cierto es que no se conoce ninguna víctima mortal. Sí se sabe que varios refugiados prefirieron suicidarse antes de ser hechos presos, alrededor de unos 30. También pudo fallecer alguno de enfermedad, pues apenas quedaba comida en los muelles.

Aunque Gambara ordenó a sus soldados formar un cordón militar para evitar que nadie saliera del Puerto, algunos republicanos trataron de escapar a nado hacia el Postiguet. Hubo varias detenciones de escapados, pero en general las tropas de Gambara hicieron "la vista gorda". Las pocas esperanzas que aún albergaran los refugiados de marcharse de España se desvanecieron en la mañana del 31 de marzo, cuando vieron entrar a 2 buques franquistas (los minadores Vulcano y Marte) en el Puerto haciendo ya imposible ninguna evacuación. Algunas fuentes apuntan a que también entró el crucero Canarias. De estos barcos desembarcaron en el Muelle de Poniente tropas de los batallones 121 y 122 que acto seguido se unieron a las tropas italianas.

Según su propia biografía, José Mallol (quien acaba de ser nombrado gobernador civil de Alicante) intercedió para evitar que el Canarias bombardeara los muelles del Puerto donde se encontraban los refugiados republicanos. De ser cierta esta versión, Mallol evitó una auténtica tragedia pues aún quedaban miles de personas agolpadas en el Muelle de Levante.

La detención ordenada y pacífica de los refugiados comenzó hacia la tarde del 31 de marzo. Muchos republicanos arrojaron al mar tanto papeles que podían incriminarles (carnets de afiliación política, documentos de identidad, etc) como objetos de valor.

Al haber un número de refugiados tan elevado no dio tiempo a terminar la detención antes de la noche, por lo que al amanecer del 1 de abril todavía permanecían unas 2.000 personas en el muelle. Durante estas horas el Muelle de Levante fue el único suelo en toda España que técnicamente aún pertenecía a la República. Las tropas franquistas apresaron a los últimos republicanos hacia mediodía, haciéndose entonces con el control de todo el Puerto y terminándose así la Guerra Civil española.

 

CONSECUENCIAS:

 

  • El 30 de marzo el franquista Ambrosio Luciáñez fue investido alcalde de Alicante. Curiosamente su antecesor el republicano Ramón Hernández, lejos de escapar de la ciudad, acudió al Ayuntamiento por voluntad propia para formalizar el traspaso de poder como gesto de dignidad. Hernández fue detenido algunos días después. La ciudad de Alicante llevaba desde 1934 sin tener un alcalde electo democráticamente y no lo volvería a tener hasta 1979.

 

  • Los refugiados detenidos en el Puerto fueron desplazados a distintos lugares. La mayoría fueron a parar al Campo de los Almendros, un improvisado campo de concentración provisional abierto junto a la Serra Grossa donde llegaron a agolparse al mismo tiempo miles de personas viviendo en condiciones infrahumanas (prácticamente sin comida y a la interperie) hasta que fueron reubicados entre el 1 y el 6 de abril. Otros con mejor suerte fueron retenidos en edificios como el Castillo de Santa Bárbara, la Plaza de Toros, el Cine Ideal, la Prisión Provincial (actual albergue de La Florida), el Reformatorio de Adultos (actuales Juzgados de Benalúa), el Castillo de San Fernando o la Estación de Benalúa. La inmensa mayoría de estos presos republicanos acabaron siendo encerrados en cárceles o en el Campo de concentración de Albatera. Muchos de ellos serían fusilados durante los siguientes años.

 

 

  • Las iglesias de Alicante recuperaron sus funciones religiosas, luego de haber sido reconvertidas desde 1936 en almacenes o refugios antiaéreos. En general la religión cristiana llevaba prohibida desde 1936 en la ciudad, e incluso algunos alicantinos fueron ejecutados por ser reconocidos cristianos. La toma franquista de la ciudad significó pasar repentinamente a la situación contraria, pues el catolicismo se convirtió en la religión oficial y tanto los otros cultos como el ateísmo pasaron a estar perseguidos o mal vistos. El Monasterio de Santa Faz necesitó de 3 años para reabrir pues el edificio estaba en estado ruinoso desde que fuera asaltado al principio de la guerra.

 

  • Durante los primeros meses de la Dictadura, las nuevas autoridades locales llevaron a cabo un importante revisionismo de los nombres de las calles alicantinas. Prácticamente todas las nomeclaturas izquierdistas o republicanas (muchas habían sido nombradas durante la guerra) fueron suprimidas. Algunos cambios relevantes fueron el Paseo de los Mártires (que pasó a llamarse Explanada de España), la avenida Zorrilla (avenida de José Antonio Primo de Rivera, hoy de la Constitución), la Plaza de la República (Plaza 18 de Julio, hoy del Ayuntamiento) o la Plaza 14 de Abril (Plaza Calvo Sotelo). Algunas simplmente recuperaron su antiguo nombre anterior a la guerra, como el barrio de San Blas (durante la guerra llamado barrio de la Libertad), el barrio de San Gabriel (barrio de la Armonía), el paseo de Federico Soto (Paseo de las Brigadas Internacionales) o la avenida General Marvá (avenida Francisco Ascaso).

 

  • En general la ciudad fue recuperando la normalidad previa a la guerra. Muchos alicantinos que se habían mudado por miedo a los bombardeos aéreos regresaron a sus casas. Las clases escolares volvieron a retomarse. En junio de 1940 se pudieron celebrar las primeras Hogueras de San Juan desde 1936. La Semana Santa alicantina se celebró en la primavera de 1940 por primera vez desde 1931. La Romería de Santa Faz también se recuperó en 1943. El Hércules retomó sus partidos de Primera División en diciembre de 1939 por primera vez desde la temporada 35-36. Aún así la guerra dejó no pocas secuelas en la ciudad con multitud de familias alicantinas que perdieron a algunos de sus integrantes (por fallecimiento o exilio) y edificios derruidos.

 

  • Durante el resto de la Dictadura Franquista el 30 de marzo siempre fue celebrado en la ciudad de Alicante con distintos actos públicos. Incluso se renombró a la calle Cerro de la República del barrio de Carolinas como calle 30 de marzo, denominación que permaneció hasta 2018 cuando pasó a llamarse calle 9 de octubre. A consecuencia de esta conquista también se celebró un gran "Desfile militar de la Victoria" el 4 de abril de 1939 por las calles de Alicante, desfilando tanto los soldados italianos de la División Littorio como los españoles del ejército del Centro franquista. Así mismo el 19 de noviembre del mismo año se celebró otro multitudinario desfile cuando el cadáver de José Antonio Primo de Rivera fue desenterrado del Cementerio de Alicante para ser transportado hacia El Escorial.

 

FUENTES:

- Investigaciones de Federico Rubio

- Archivo de la democracia de la Universidad de Alicante. Juan Martínez Leal

- "1939. La Guerra acaba en Alicante".  Francisco Moreno, Juan Martínez Leal, Miguel Ors, José Ramón Valero, Mónica Moreno y Ángel Beneito. Diario Información

- Alicante Vivo (http://www.alicantevivo.org/2007/05/agona-y-muerte-de-la-ii-repblica-en-...)

 

BATALLAS EN ALICANTE

<- Bombardeos sobre Alicante en la Guerra Civil (1936-39)

Batallas submarinas en la Segunda Guerra Mundial (1942-43) ->

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