Rebelión mudéjar en Alicante (1264-65)

Fecha: 
1264-65
Descripción: 
Beligerantes:

CORONA DE CASTILLA

CORONA DE ARAGÓN

TAIFA DE MURCIA
 
Comandantes:

Jaime I de Aragón

Alfonso X el Sabio

Al-Warig

Rebeldes castellanos

Fuerzas en combate:
Desconocidas (más numerosas) Desconocidas (menos numerosas)
 
Duración de la rebelión:
Primavera de 1264 - Noviembre de 1265
 
Bajas:
Desconocidas (quizás ninguna) Desconocidas (quizás ninguna)
 
Resultado:
Rendición de los rebeldes mudéjares y castellanos
 
Consecuencias:

- Alicante vuelve a pertenecer a la Corona de Castilla

- Disolución definitiva de la Taifa de Murcia

- Deportaciones de algunos mudéjares hacia el sur

 

ANTECEDENTES:

Durante el reinado de Fernando III el Santo (1217-52), la Corona de Castilla impulsó un fuerte avance en la reconquista de territorios peninsulares a los musulmanes. Hacia el final de su reinado logró hacerse con la zona de Alicante y Murcia. Concretamente la toma de la ciudad de Alicante se produjo en 1248. Una década más tarde se fundó el Reino de Murcia (bajo la autoridad de la Corona de Castilla), en el cual se ubicaba Alicante.

16 años después todavía quedaba una población musulmana mayoritaria en la zona, conocidos popularmente como "mudéjares" (musulmanes que habitan en los territorios cristianos conquistados). Si bien los ciudadanos cristianos ocupaban los puestos de poder y prestigio, los mudéjares continuaban en buena parte regiéndose por sus propias leyes y creencias (salvo en conflictos contra los propios cristianos).

Para fomentar la llegada de nuevos pobladores cristianos, el rey castellano Alfonso X el Sabio (hijo de Fernando III) otorgó varios fueros al Reino de Murcia (como el concedido en 1252 a la ciudad Alicante) con diferentes ventajas fiscales y comerciales. Sin embargo en 1264 el monarca también pretendió llevar a cabo una deportación masiva de musulmanes hacia el sur, lo cual fue acogido con mucho rechazo por éstos.

Además muchos de los cristianos más adinerados que estaban asentados en la zona también se enfadaron ante esta política de deportaciones, pues la expulsión de los mudéjares les suponían perder mano de obra barata (un peón cristiano cobraba más que uno musulmán) y la llegada de nuevos cristianos ricos les acarreaba un aumento de la competencia para sus negocios.

 

LA REBELIÓN:

Hacia la primavera de 1264 se inicia una revuelta liderada por el mudéjar murciano Al-Warig y apoyada también por algunos de los castellanos más poderosos de la zona. Dicha rebelión triunfó en varias importantes localidades como Murcia, Alicante, Jerez, Villena, Elche, Orihuela o Petrel. En la ciudad de Alicante apenas hubo resistencia a los rebeldes pues la mayoría de las autoridades castellanas secundaron a los mudéjares.

Al-Warig se negó a reconocer la autoridad de la Corona de Castilla, volviendo a reinstaurar la Taifa de Murcia en todo el territorio rebelado y nombrándose a sí mismo como monarca.

Ante esta situación, el rey castellano Alfonso X el Sabio pidió ayuda a la Corona de Aragón para sofocar esta rebelión. Cabe señalar que su esposa la reina castellana Violante era la hija del rey aragonés Jaime I, lo cual facilitó la creación de una alianza militar. Así pues las tropas castellanas se desplazaron hacia Andalucía mientras que las aragonesas se encargaron de Alicante y Murcia.

A Jaime I le costó bastantes esfuerzos financiar esta campaña militar, pues aunque contó con el apoyo de las Cortes catalanas obtuvo el rechazo de las Cortes aragonesas. Por esto tuvo que solicitar ayuda al Papa Clemente IV, quien accedió a declarar oficialmente esta guerra como "una cruzada" y a concederle lo recaudado en el diezmo eclesiástico durante 3 años para financiarla.

Hasta octubre de 1265 no dio comienzo la citada campaña militar que, con el monarca Jaime I a la cabeza, se adentró en la zona alicantina para reinstaurar la autoridad cristiana. Siguiendo el trayecto de la antigua calzada romana primero rindieron Villena y luego Sax, Petrel y Monforte. El 21 de noviembre las tropas aragonesas llegaron a la ciudad de Alicante.

La primera intención de Jaime I fue conquistar el Puerto, para así aislarlo de la ciudad amurallada. Aquí se produjeron algunos pocos enfrentamientos, en los que no está confirmado ni siquiera que hubieran víctimas mortales. Tras esto pidió reunirse con los caballeros castellanos rebeldes en la Ermita de San Nicolás, que por entonces se ubicaba fuera de las murallas.

En dicha reunión Jaime I prometió que su intención no era incorporar Alicante a la Corona de Aragón, que no habría represalias hacia los mudéjares y que se frenarían las deportaciones. Finalmente consiguió convencerles para que pusieran fin a la rebelión. Probablemente estos mismos caballeros castellanos también convencieron a su vez a los mudéjares alicantinos rebeldes, pues el rey aragonés entró sin resistencia en la ciudad.

Tras este éxito diplomático Jaime I prosiguió su camino hacia Murcia, donde lograrían la rendición de Al-Warig el 4 de febrero de 1266.

 

CONSECUENCIAS:

  • La ciudad de Alicante dejó de estar bajo dominio musulmán ya de forma definitiva, regresando a la jurisdicción del Reino de Murcia dentro de la Corona de Castilla.

 

  • Al Warig fue destronado y la Taifa de Murcia se disolvió definitivamente.

 

  • El rey castellano Alfonso X el Sabio no respetó algunas de las promesas que había hecho Jaime I en su nombre. Las deportaciones de mudéjares continuaron sucediendo. Y aunque en el campo sí que se continuaron respetando las leyes y creencias musulmanas, en las ciudades no siempre fue tan así.

 

  • El rey aragonés Jaime I tampoco cumplió totalmente sus promesas y sí que aprovechó esta campaña para incorporar varias ciudades castellanas al dominio de la Corona de Aragón, como Elche o Orihuela. No fue el caso de Alicante, que siguió siendo castellana. Éste es un claro antecedente de la semilla que culminará en las guerras entre Castilla y Aragón por la zona pocas décadas más tarde.

 

BATALLAS EN ALICANTE

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