Refugio antiaéreo de la Plaza Séneca (2019)
Los refugios antiaéreos de Alicante se empezaron a construir en noviembre de 1936, después de que la ciudad sufriera los 2 primeros bombardeos aeréos de la Guerra Civil los días 5 y 28 de noviembre. Estos ataques provocaron 5 víctimas mortales, causando gran pánico entre la población alicantina.
Muchos alicantinos directamente optaron por abandonar la ciudad, especialmente por las noches que era cuando se solían producir los ataques pues era más difícil para las unidades militares antiaéreas acertar a los aviones enemigos por la ausencia de luz solar. Numerosos vecinos buscaron alojamiento en las afueras o en pueblos del campo, y tras trabajar o asistir a las clases escolares durante el día en Alicante se marchaban al llegar el anochecer. Otros directamente optaron por marcharse permanentemente. En algunos hogares solo permaneció el cabeza de familia por motivos laborales, mientras que el resto (o alguno) de los familiares se fueron de la ciudad. A todas estas personas se las solía conocer como la "Columna del Miedo", que no dejó de crecer durante los casi 3 años que duró la guerra.
Para los vecinos que se quedaron en la ciudad, se empezaron a construir refugios antiaéreos donde pudieran resguardarse. El más grande fue el construido en la Plaza Séneca, con una capacidad para unas 2.000 personas.
Las obras de los refugios fueron bastante lentas, hasta el punto que el Ayuntamiento tuvo que constituir una Junta de Defensa Pasiva con el fin de recaudar fondos. Se realizaron varias peticiones de financiación al Gobierno republicano, con bastante poco éxito. También se cobraron impuestos a la población, se organizaron algunas colectas solidarias entre vecinos e incluso corridas de toros cuyos beneficios fueron destinados a la construcción de refugios. Contribuyó bastante la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante, institución que concedió un importante préstamo a la Junta.
El proyecto de la Junta de Defensa Pasiva era construir alrededor de 120 refugios en Alicante que pudieran dar cobijo a unas 100.000 personas. Al final llegaron a construirse un total de 92, que en su conjunto podían acoger a unas 35.000 personas. También muchos vecinos se construyeron sus propios refugios subterráneos en sus hogares.
Para avisar a los alicantinos se instalaron diversas sirenas en la ciudad, que sonaban cuando los sistemas de alarma temprana (amplificadores de sonido y telescopios ubicados en puntos clave como el Puerto o los castillos) detectaban la venida de aviones.
A partir del otoño de 1937 Alicante pasó a sufrir muchos más bombardeos, sobre todo dado que el bando sublevado conquistó todo el norte peninsular y pudo centrar sus operaciones en el Levante. La época más sangrienta fue la primavera y el verano de 1938, cuando se produjeron hacia el 80% de los ataques. Durante este periodo muchos alicantinos pasaban todas las noches durmiendo en los refugios, incluso aunque no hubieran ataques.
Las paredes de los refugios están llenas de pintadas. En esta foto vemos una pared del refugio de Séneca con una pintada que reza "Guardar silencio mientras que dure la alarma", pidiendo a las personas resguardadas en el refugio que no hablen mientras que estén sonando las sirenas. También se escribían mensajes de ánimo o advertencias tales como no hablar demasiado con desconocidos (durante la Guerra abundaban en Alicante muchos quintacolumnistas).
Por lo general estos refugios salvaron innumerables vidas a lo largo de la Guerra Civil, en la que Alicante fue bombardeada hasta en 78 ocasiones por el bando sublevado.
La mayor desgracia vivida en un refugio se produjo el 21 de noviembre de 1937, cuando las bombas derribaron las paredes del refugio ubicado en la calle Huerta sepultando a las personas que se resguardaban en su interior. Hubo unos 30 muertos.
La mayoría de los refugios fueron totalmente abandonados o incluso destruidos después de la guerra. No fue hasta el siglo XXI que surgió cierto interés por rehabilitar algunos para organizar visitas turísticas. En 2015 fueron reabiertos los refugios de Séneca y de la Plaza Balmis.