A las 11 de la mañana del 31 de julio de 1943 ocurrió una explosión de grandes magnitudes en la calle Rafael Altamira.

El motivo fue una mala praxis en la gestión de 400 kilos de explosivos que estaban escondidos ilegalmente en la 'Armería el Gato', negocio ubicado en la esquina con la calle Capitán Meca y propiedad de Alfredo Llopis. 

La explosión causó 17 víctimas mortales y más de 120 heridos. También numerosos daños materiales en algunos edificios de la calle y el barrio. Uno de los más afectados fue el Consulado del Mar.