Ostentaba el cargo de decurión de la ciudad romana de Benalúa.

El título de decurión evolucionó mucho desde los tiempos de la República romana. Al principio tenía funciones menores, y únicamente militares. Con el tiempo, también adquirió funciones políticas. Venían a ejercer de concejales de una ciudad.

La existencia de Marcus Aurelius Antoninus la conocemos gracias a que se encontró su lápida en Benalúa. No obstante, fue robada y actualmente permanece en paradero desconocido.

Dicha lápida junto a la de Lucius Aelius Aurelius​ son causantes de muchos debates entre los arqueólogos e historiadores alicantinos. La polémica se suscira porque las piezas aparecen en la ciudad romana de Benalúa, muy lejos del Tossal de Manises. Además, se especifica que eran decuriones de Lucentum. Por lo tanto, surge la duda sobre donde estaba ubicada realmente la ciudad romana de Lucentum, en el Tossal de Manises o en Benalúa.

Algunas teorías sugieren que hacia el siglo II los habitantes del Tossal de Manises podrían haberse trasladado progresivamente a Benalúa. Por tanto, ambas ciudades podrían haberse llamado igual.