Hijo de un empresario alicantino, a los 15 años Alfonso ya se había emancipado de casa. Desde joven ya empezó a involucrarse en algunos negocios, como el trasporte y distribución de la carne y el pescado. Tenía 2 camiones, uno para ir a la Lonja y otro para el Matadero. Con ellos se desplazaba hasta el Mercado para así abastecer a toda la ciudad.

También regentaba cines y otros comercios. Además, se encargaba de la recaudación de arbitrios municipales de los vendedores del Mercado y del alquiler de las sillas de la Explanada.

Gestionó así mismo varios locales de espectáculos, como el Teatro de Verano del paseo Doctor Gadea. En 1921 se casó con Gloria Palomares. Tuvieron una hija, llamada Gloria.

Durante la Guerra Civil, la Junta Militar de Alicante le intervino todos sus negocios e incluso le comisionó todos sus camiones. Alfonso acabó yéndose de Alicante para vivir junto a su mujer en Valencia, donde compró varios cines con dinero ahorrado.

Al terminar la contienda, el matrimonio volvió a Alicante. Habían perdido casi todo el capital que con tanto trabajo había logrado y prácticamente tuvieron que empezar de cero. Alfonso se vio obligado a trabajar cargando sacos en el Puerto.

Pero tras la muerte de su padre, en 1940 se hizo cargo de su empresa, que se encargaba de regentar la Plaza de Toros. Organizó numerosas corridas que volvieron a recuperar la afición por la fiesta taurina en Alicante. También regentó las plazas de Murcia y El Puerto de Santa María y contrajo especial amistad con Manolete.

Aunque ya desde la creación de las Hogueras en el 28 se venía celebrando una corrida, la Feria de San Juan se formó y consolidó formalmente bajo la batuta de Alfonso.

Con ello ahorró suficiente dinero para comprar también varios cines, como el Ideal, el Rialto y el Salón España (que luego se llamó Capitol). Incluso llegó a tener cines en otras localidades, como Villajoyosa, Elche, Elda, Torrevieja o Cartagena.

Tenía también una casa en Busot, donde pasó algunas temporadas. 

Gran apasionado de todo lo alicantino (la Santa Faz, las Hogueras, etc.) en 1951 asume la presidencia del Hércules tras la marcha de Heliodoro Mandrona. Fichó a jugadores importantes como Santos o Llebaría pero, aunque estuvieron cerca de subir a Primera, no lograron el objetivo, por lo que acaba dimitiendo tras su segunda temporada.

Siguió siendo un asiduo del palco del equipo herculano. En 1955, en un partido contra el Real Madrid en el que hubo gran polémica arbitral, Alfonso decidió bajar a los vestuarios durante el descanso con el fin de calmar a sus antiguos jugadores. Desgraciadamente, en medio de la trifulca, sufrió un ataque al corazón.

Fue rápidamente trasladado al Perpetuo Socorro, donde lograron desestabilizarle. Apenas unos meses después fallecía en su domicilio en la calle Teniente Coronel Chapuli a los 51 años.

Postmortem, fue nombrado “Presidente Perpetuo”  del Hércules y se le puso una calle a su nombre en el barrio de Los Ángeles.

PRESIDENTE DEL HÉRCULES (1951-53)

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FUENTE:

- “40 ALICANTINOS” Tirso Marín Sessé